Hábitos de estudio
Los hábitos de estudio son el mejor y más potente
predictor del éxito académico, mucho más que el nivel de inteligencia o de
memoria. Conocer y entrenarse en hábitos de estudio que potencien y faciliten
la habilidad para aprender, son pasos clave para sacar el máximo provecho y conseguir
el mejor rendimiento en los años de formación académica.
Tanto los
hábitos como las actitudes tienden a estar encerrados en el método de estudio
que posee cada persona. Así, entendemos el hábito como la facilidad adquirida
para su ejecución mediante el entrenamiento en las diversas actividades que
implica.
§ PLANIFICACIÓN
Como cualquier actividad humana, el estudio debe
someterse a los principios de racionalidad y economía; es decir, conseguir el
máximo rendimiento invirtiendo el mínimo esfuerzo. Tenemos la necesidad de elaborar
y desarrollar hábitos en esta actividad tan necesaria y decisiva.
La organización es fundamental para la realización de
cualquier trabajo, ya sea de estudio o de otro tipo.
Ventajas de
la planificación.
• El estudiante sólo necesita adaptar el plan de
trabajo y procurar llevarlo a cabo, rompiendo con la indecisión de cada momento,
la improvisación o el pasar de una actividad a otra sin control.
• Condiciona a un trabajo diario, que favorece la
creación del hábito y la concentración.
• Por tratarse de algo personal, el alumno o alumna
ajustará su tiempo a sus circunstancias y a las distintas áreas de aprendizaje.
• Resulta el estudio más llevadero, agradable y
eficaz, con una menor fatiga mental, evitando la acumulación de trabajo en el
último momento.
• Permite analizar el nivel de cumplimiento del plan y
su rectificación si se considerase necesaria.
Cómo ha de
ser la planificación.
• Personal: tiene que ser algo propio, elaborado por el
alumno/a. Ni todos los estudiantes necesitan dedicar a estudiar la misma
cantidad de tiempo, ni todos pueden permanecer sentados ante el libro por igual
espacio de tiempo.
• Sencilla y Realista: lo importante de una
planificación es que resulte útil; de poco serviría una atractiva planificación
si fuese imposible llevarla a la práctica. La planificación tiene que estar
adaptada a las posibilidades y limitaciones personales, tiempo disponible, dificultad
de los aprendizajes, objetivos a lograr, condiciones familiares, etc. Asimismo,
debe ser algo sencillo, que entre por los ojos y se perciba de un golpe de
vista.
• Flexible: que una programación sea flexible no
significa que pueda alterarse o incumplirse constantemente. La flexibilidad se
entenderá en el sentido de poder contar con un tiempo de reserva para, ante
situaciones o acontecimientos imprevistos, evitar el incumplimiento de la
programación.
• Rectificable: cuando se llegue a comprobar que la
planificación no es ajustada a la realidad, hay que efectuar los ajustes pertinentes
hasta lograr que se convierta en una herramienta que sirva de orientación en
todo momento. Resulta comprensible que el alumno/a, hasta que adquiera cierta práctica
cometa importantes errores de cálculo en conjugar tiempo y aprendizaje con las
posibilidades personales.
• Escrita: el escribir la planificación tiene varias
ventajas; se clarifican las ideas, ayuda a fijarla en la mente, permite colocarla
a la vista, cerca de la mesa de estudio, refuerza el compromiso personal de
llevarla a cabo.
Una forma concreta de llevar a cabo mis objetivos y
crearme un hábito de trabajo es planificar mi tiempo de estudio de forma que me
dé confianza y seguridad en mí mismo. Además, mi planificación me ahorrará tiempo
y esfuerzo, a la vez que me dará una visión global del quehacer.
Para ello
debo tener en cuenta:
• Estudiar todos los días el mismo tiempo y, a ser
posible, a la misma hora.
• Buscar las horas de estudio donde mi rendimiento sea
más alto.
• No trasnochar ni madrugar excesivamente.
• Poner el orden de estudio de cada materia de acuerdo
con mi propia curva de trabajo (nivel de concentración).
• Distribuir el tiempo de estudio para cada materia de
acuerdo con el grado de dificultad y exigencia personal.
• Estudiar en varios periodos seguidos, intercalando
pequeños descansos después de cada periodo.
• Concretar qué tengo que estudiar en cada periodo. Una
vez realizado mi tiempo de estudio debo seguirlo y revisarlo periódicamente a
fin de introducir las correcciones necesarias. También debo ser constante y no
desanimarme si en los primeros días no consigo cumplirlo totalmente.
“Si cumplo
mi horario de estudio conseguiré avanzar más, sentirme más seguro y más capaz.”
Joulis Rodríguez
C.I: 23.597.241