La lectura es un proceso que tiene implícito una serie de pasos; a saber:
1.- La percepción,
2.- la comprensión,
3.- la interpretación,
4.- la reacción,
5.- la integración.
La Percepción: En este primer paso se reconocen los símbolos gráficos recurriendo a cualquier técnica, ya sea por configuración, análisis estructural, contexto. La percepción debe ser: rápida, precisa, amplia y rítmica. Es decir que en la percepción nuestros ojos deben ser capaces de percibir en fracción de segundos una palabra o un conjunto de palabras, a la par que nuestra mente capta el significado, pero la rapidez no debe obstaculizar la precisión o seguridad en la lectura, también se debe aprovechar la capacidad de visión que tienen los ojos. O sea que de un solo vistazo se abarque tres o cuatro palabras; para ello es necesaria una actividad mental centrada y despierta. Las actividades de esta fase tienen predominio motor, y en su realización tienen mayor participación los sentidos.
La Comprensión: Se reconoce el significado que le atribuye el autor a lo escrito. Es la capacidad de comprender el mensaje o sea llevar los símbolos gráficos a ideas, bien recordando experiencias pasadas o creando la imagen en la mente de acuerdo a lo que evoca la palabra. Esta es la actividad cognoscitiva más compleja, de acuerdo a estudios sobre procesos cognoscitivos, pues comprende esta fase desde una simple codificación hasta la elaboración de una síntesis.
La Interpretación: Cuando se interpreta quiere decir se le atribuye significado a algo. En la función interpretativa el lector se introduce en el yo ajeno, colocándose en su lugar. A través de la interpretación se conoce el pensamiento del autor, sus sentimientos con los cuales el lector puede estar de acuerdo o no; o simplemente le sirven de información.
La Reacción: Mediante esta fase el lector manifiesta una actitud de aceptación o de rechazo con las ideas expresadas por el autor. Es la comprensión entre el significado atribuido por el autor y lo que con anterioridad sabía el lector.
La Integración: El lector establece relaciones de valor de las ideas expresadas, es decir las toma o integra al caudal de sus experiencias personales si las considera de valor. Si la lectura es oral se le adicionan los siguientes pasos: Emisión de sonidos de la cadena fónica, audición y auto control de la cadena fónica.

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